La ley 20.770 o comúnmente conocida como ley Emilia, tuvo origen el año 2013 desde la propia ciudadanía, producto del fallecimiento de una bebé de tan solo 9 meses en un accidente de tránsito causado por un conductor en estado de ebriedad.
Este hecho representó a un gran número de familias que han perdido a un ser querido por tal causa. La ley se proclamó en septiembre de 2014, con objeto de establecer sanciones más duras a quienes conduzcan en estado de ebriedad y provoquen un accidente.
En 2021 fueron más de 7 mil los casos ocurridos. Como consecuencia de infringir esta ley hubo 45 fallecidos y 845 lesionados graves, lo que pone en urgencia su cumplimiento.
Es una normativa que aumentó las penalizaciones a personas que conduzcan en estado de ebriedad y provoquen un accidente, cuyas consecuencias sean lesiones graves, gravísimas o la muerte.
Esta medida incentiva a conducir en las condiciones físicas adecuadas, vale decir, libre de alcohol, sustancias estupefacientes o psicotrópicas, con el objeto de generar una mejor convivencia vial, donde se respete a todos los participantes de ella.
Esto se logra al aumentar las sanciones a quienes cometan este tipo de delitos, ya sea pagando una multa mayor, prohibiendo su conducción o incluso con pena de cárcel. Dichas sanciones varían en función de las consecuencias del accidente provocado y la forma en que actúa el responsable.
Conducir en estado de ebriedad es un delito que está sujeto a sanciones monetarias y a la pena de cárcel. Las infracciones varían dependiendo del grado de alcohol en la sangre y los daños causados en caso de accidente y en 2021 fueron más de 22 mil los detenidos por esta causa.
Dentro de la ley, hay factores adicionales que endurecen las penalizaciones, las cuales son: huir de un accidente, negarse a un test de alcoholemia o de cualquier otro tipo de drogas, ocasionarlo por más de una vez, trabajar en transporte o incumplir con penas anteriores.
Específicamente, en la ley Emilia, sanciones económicas como las multas, se pueden clasificar según el tipo de delito, la forma de actuar del conductor y las consecuencias del accidente, que pueden ser lesiones graves, gravísimas o el fallecimiento.
Si te encuentras en estado de ebriedad y eres responsable de un siniestro que genere lesiones graves o gravísimas a terceros, que van desde la demencia, impotencia, inutilidad laboral, la pérdida de un miembro importante, deformidad o hasta causar la muerte, tendrás las siguientes sanciones:
Sumado al caso anterior, en que conduzcas ebrio y causes grandes prejuicios a las víctimas, debes notificar a carabineros y llamar a emergencias para que acudan al pronto rescate de las personas afectadas. La asistencia oportuna de un equipo médico podría salvarle la vida a una persona.
En caso de no cumplir con esta acción, aumenta la probabilidad de muerte de la víctima y, por ello, las sanciones al responsable serán mayores:
En el mismo escenario de haber causado un accidente, suele ocurrir que los responsables niegan haber consumido alcohol o sustancias ilícitas con el fin de evadir fuertes sanciones.
Sin embargo, esta conducta es un gran error, ya que la ley aumenta las penas a quienes se nieguen a realizar un test respiratorio o exámenes para medir el nivel de alcohol o sustancias en la sangre. Sus sanciones son:
Si has sido condenado previamente por alguno de los casos mencionados, es esperable un cambio de conducta hacia una postura más responsable con el hecho de conducir bajo los efectos del alcohol u otras sustancias estupefacientes o psicotrópicas. Es por este motivo que reincidir en un accidente, que genere daños irreparables a personas inocentes, tendrá una penalización aún mayor:
También se aplican a conductores que, por primera vez, causen un accidente de esta índole y cumplan con alguna de las siguientes condiciones:
La Ley Tolerancia Cero modificó la Ley del Tránsito el año 2012, casi dos años antes de ser promulgada la Ley Emilia.
La Ley Emilia y Ley Tolerancia Cero son complementarias, pero el principal foco de la primera fue establecer nuevos límites de lo que se consideraba conducir bajo la influencia del alcohol y en estado de ebriedad, a su vez que incrementó las sanciones.
La Ley Tolerancia Cero sanciona a personas que conduzcan bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad, aun sin haber causado ningún daño y hasta provocar lesiones leves. Desde este punto entra en vigencia la Ley Emilia, que se aplica a conductores en estado de ebriedad que provoquen desde lesiones graves hasta la muerte de la víctima.
La principal diferencia entre la Ley Emilia y la Ley Tolerancia Cero, radica en que esta última tiene sanciones solo por el hecho de conducir con alcohol en la sangre, sin necesidad de generar un accidente. Solo con beber y tomar el volante significa una sanción por representar un potencial peligro para los demás.
Según la Ley Tolerancia Cero, estar bajo la influencia de alcohol implica contener entre 0,3 a 0,79 gramos de alcohol por litro de sangre (lo que equivale, como referencia, a un vaso de cerveza) y que provoca distintas reacciones en el cuerpo como: disminuir los reflejos, errores al percibir distancias, excitación emocional, perdida de concentración ocular, alternación de condiciones psicomotrices y aumento en el tiempo de reacción.
Por otra parte, el estado de ebriedad se define en 0,8 gramos por litro de sangre en adelante, (que equivalen, a modo de referencia, a de 2 a 3 copas de vino) Sumado a los efectos antes mencionados, esto provoca: pérdida del control de movimientos, alteración de reflejos, confusión mental y visión doble.
A noviembre de 2022, El Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación de Consumo de Alcohol y Drogas (SENDA) en conjunto con Carabineros, han sacado de circulación a más de 1.000 conductores que circulaban bajo la influencia de alcohol o en estado de ebriedad.
Estas personas podrían haber ocasionado un gran número de accidentes y no puedes esperar a que las instituciones se hagan cargo de esta irresponsabilidad, ya que un accidente que provoque graves lesiones o la muerte, puede cambiar la vida de una familia para siempre, causando daños irreversibles. Es por esto que debes respetar la ley y generar una buena convivencia vial. Para ello se sugiere:
La ley no impide que bebas, simplemente que lo hagas sin poner en riesgo a terceros. Si vas a salir en auto y pretendes beber alcohol, designa a una persona responsable, que no ingiera alcohol, para que lo haga por ti. Organiza con tus familiares y/o amigos quién cumplirá el rol de conductor para que se encuentre en las condiciones aptas al momento de transportar a todos a casa de manera segura.
Si piensas beber, no pongas en peligro a personas inocentes y no conduzcas tu auto. Ya sea antes de salir o al volver a casa, es preferible utilizar el transporte público o pedir un taxi para no comprometer la integridad de otros.
Recuerda que tener desde 0,3 gramos de alcohol y tomar el volante se considera delito. Beber un vaso de vino o cerveza ya marcará dicha cantidad, lo que tarda en promedio de 17 a 18 horas en ser eliminado por completo del cuerpo. Si vas a conducir, no te sientas presionado por beber alcohol y si decides hacerlo, que sea de manera responsable tomando alguna de las medidas mencionadas anteriormente.
Para ser un modelo a seguir, primero tienes que estar de acuerdo y practicar las acciones ya mencionadas.
Si no has bebido, protege a tus seres queridos que intenten manejar en estado de ebriedad, ayúdales a tomar un taxi, conduce por ellos y haz lo posible para que entiendan la gravedad de sus acciones, quitándoles las llaves si es necesario, ya que su conducción podría terminar en un escenario mucho peor.
Ya conoces qué es la ley Emilia, los efectos del alcohol en la conducción y sus consecuencias. La irresponsabilidad de unos puede terminar con la vida de un inocente.
Es tal la importancia de respetar esta normativa, que no solo afecta a una familia de por vida, debido a la ley Emilia, sanciones graves podrían afectar la tuya y condicionar tu libertad por largos años.